Parece ser que HBO, la productora de Juego de Tronos, ha puesto sus miras en Andalucía para buscar localizaciones de cara al rodaje de la quinta temporada de la exitosa serie.Hace unos días escuché una entrevista radiofónica en la que Carlos Rosado, presidente de Andalucía Film Commission, comentaba entre otros aspectos el tremendo pellizco económico que ello podría suponer para el comercio —sobre todo hostelería— de la zona, pues al igual que ha ocurrido con algunos de los países que han tenido la suerte de acoger el rodaje de la serie, se contarían por millones los visitantes que llegarían desde todos los lugares del mundo para hacerse una foto en el lugar en el que tal personaje murió, o protagonizó una escena de amor, o se batió en feroz batalla con sus enemigos o…Dejando a un lado la importancia que la economía tiene, y más en unos tiempos tan apretados y confusos como los que estamos viviendo, el tema me deja, además de cabreado, tremendamente desilusionado con la humanidad.Me explico.¿Hace falta que una productora yanqui venga a rodar a Andalucía para que descubramos los innumerables encantos de esta tierra?
¿No posee Andalucía por sí misma los suficientes atractivos como para ser visitada una y otra vez sin llegar a conocerlos todos?
Ese ejército de turistas-fans de la serie que presumiblemente arribaría siguiendo las huellas de sus ídolos, ¿invertiría su tiempo y su dinero en visitar la Andalucía real?Podría formular varias preguntas más, pero por respeto al tiempo de mis lectores prefiero dejarlo en estas tres y aprovechar para darles respuesta.Pues sí, parece que hace falta que venga una productora, un cantante, un actor, un deportista o un presidente extranjeros para que descubramos que Andalucía es… Beautiful, very beautiful. Todavía me acuerdo de cuando «el mundo descubrió» la maravilla de los atardeceres de Granada desde el Albaicín, frente a la Alhambra, con la visita de Bill Clinton y su rotunda y emocionada frase «The most beautiful sunset in the whole World». A partir de ese momento, el mirador de San Nicolás (algunos sostienen que el avistamiento fue desde el de San Cristóbal) se convirtió en un punto de visita obligado para los miles y miles de turistas que cada año se acercan a esa bendita e incomparable ciudad. En una de mis visitas, creo que fue en la última, allá por el 2005, un viejecillo se reía de los que desde el mirador contemplaban la «maravilla» descubierta por Clinton, y murmuraba entre dientes que aquél era uno de tantos puntos —y desde luego no el mejor— desde el que pueden contemplarse los inolvidables ocasos de Granada.Andalucía posee una Historia mucho más rica que el más imaginativo de los guiones y un abanico de monumentos, rincones, paisajes, pueblos, aldeas… que llevaría media vida de cualquier mortal común que quisiera conocerlos todos. Andalucía es una tierra que fue admirada, codiciada y amada por todos los pueblos que la visitaron y poblaron.Y por último, ignoro si todos esos posibles turistas-fans de Juego de Tronos que pueden llegar ya conocen Andalucía y volverían con una visión diferente o se trataría de personas que sólo se acercarían siguiendo el hipnotismo de la serie, pero la noticia, y más aún la forma de contarla, me hace inclinarme más por lo segundo que por lo primero.Todo es respetable y lo mismo que se suele decir acerca de que con tal de que un adolescente se aficione a la lectura da igual que lea un libro que una pintada en la pared, podría emplearse para defender que con tal de que visiten una región y gasten en ella da lo mismo que vengan atraídos por su Historia que por una serie en la que nada es real.Pero yo me quedo con mi pena y con mi decepción. No consigo digerir que millones de personas se desvivan por hacerse una foto en la puerta en la que un personaje ficticio recibió un flechazo y en cambio le traiga al pairo el campo de Aras, cercano a Lucena (por nombrar uno de tantos episodios) en el que Boabdil, tras quedar atrapado su caballo en el fango de la ribera del arroyo Martín González cuando intentaba huir de las acometidas del ejército cristiano, fue hecho prisionero por el peón lucentino Martín Hurtado.No, no me resigno a que se dé más importancia y más valor a algo irreal, a algo artificial, que a algo real, documentado, contrastado o, simplemente, legendario pero sustentado en tradiciones escritas u orales.Y si hay que recurrir a la pantalla para atraer turistas y euros —¿por qué no?– la Historia de Andalucía se merece la mejor de las series, el mejor de los largometrajes, basados en hechos reales, sin recurrir a una ficción que sólo busca espectáculo.