Fotografía Jose Luis Urrutia © Foto Estudio Sur

El rostro del pasado

Apasionante historia embriagada de sentimientos, dudas, engaños, culpas, placeres mundanos e incondicional y solitario amor, que hacen viajar a Jaime y a María por ignotos recuerdos salpicados de un vívido misterio  plagado de tormentos y dolor.

«Aquellos días le habían devuelto la sensación  que más la había acompañado en sus últimos años, una sensación que llegó impuesta y que, día a día, se había hecho su única alidada y su más deseado refugio: la soledad. Su soledad. Aquella soledad particular tejida a base de ilusiones frstradas, sueños violados, violencias, desengaños, abusos, miseria, pérdida de dignidad y un desapego de todo y de todos que la habían convertido en un ser huraño, en un animal receloso».

Johnny se ha ido

Juan Luis Etxebarria es un escritor aficionado que un día descubre que Johnny, el protagonista de su primera novela, ha desaparecido de las páginas. Incrédulo y desesperado, decide trasladarse a Logroño (la ciudad en la cual transcurre la historia) para intentar encontrar a Johnny.

Una vez allí, el encuentro fortuito con alguien que jamás habría imaginado y con un detective tan curioso como estrafalario, le animan a continuar con su búsqueda. Los días en Logroño, siguiendo la pista del desaparecido Johnny, se convierten en una fascinante aventura para él, cuyo desenlace nunca fue capaz de prever.

Este poemario podría haber tenido varios títulos. Entre Lobos y Sirenas es el que mejor define su recorrido y su esencia: dos mundos opuestos en trayectoria y circunstancias, un presente minado de obstáculos, dudas, miedos… Y una feroz lucha personal por alcanzar el sueño de aunar ambos mundos en aras de un futuro común.

El transcurso de treinta años puede llegar a ser un vacío total o una onda expansiva capaz de derribar las fortalezas más sólidas del alma humana.
Jaime Morales abandonó París para buscar respuestas pendientes, desde la extraña muerte de su padre. Cuando llegó a Cuzcurrita de Río Tirón descubrió que en su pasado existían más incógnitas de las que había imaginado. Resolverlas podía traer a su alma la paz negada durante esos años. También podía desenterrar sentimientos desconocidos. Y provocar dolores de fatales consecuencias.
Una bellísima novela que amalgama el pasado con el futuro, al tiempo que transita por un presente trufado de silencios, traumas y pesares.

El Ayalés. La historia de Elías de Aldama

 “Elías de Aldama nació la misma noche en que asaetearon a Sancho Aguirre en el puente de Areta”.

Así comienza la historia de la vida de Elías de Aldama, el hijo menor de una familia de campesinos descendientes de hidalgos, que nació en una época marcada por las sangrientas luchas de los banderizos, la lenta recuperación de la crisis y las disputas por el trono de Castilla. En un caserío rodeado de prados y boscosos montes, su infancia discurría al calor de una madre amante, unos hermanos mayores y un padre obsesionado por el sentido del honor y el orgullo de haber nacido en la Tierra de Ayala. Hasta que todo cambió en Lanzuri, el caserío más antiguo del valle de Lezama.

Los caminos de Elías. El Ayalés

Durante la guerra de Sucesion al trono de Castilla y Leon entre los partidarios de Isabel I y Juana la Beltraneja, la ciudad de Orduña fue utilizada por los monarcas como moneda de cambio para contentar, dependiendo de las conveniencias del momento, bien al señorio de Vizcaya, bien al señor de Ayala, cuya casa venia dispuntando al Señorio el dominio de la ciudad desde principios del siglo. 

El progresivo encono del litigio dio lugar, en los primeros meses del año 1477, a uno de los sucesos mas violentos y luctuosos de la historia de Orduña: el saqueo de la ciudad a cargo del mariscal Garcia Lopez de Ayala y del conde de Treviño. 

Pero para el joven Elias Aldama este sera solamente un episodio mas, uno mas de los caminos que se vio abocado a seguir desde que a la edad de nueve años hubo que abandonar su caserio en los bosques de Lezama, en la tierra de Ayala.

Tan lejos de Ayala. El Ayalés

“No hay nada fuera de Ayala que no pueda encontrarse dentro de ella.”

Elías de Aldama nunca había olvidado las palabras oídas de niño en boca de su padre, pero la obsesión por conocer el mundo que se abría tras las fronteras de la Tierra de Ayala pudo más que todas las ataduras que le unían a su tierra y a su hogar. En Burgos le aguardaba Guzmán Manrique, su maestro y valedor, quien, fiel a sus promesas, le brindó su casa, su familia y su ayuda, confiado en poder procurarle un futuro digno en una ciudad que en aquellas últimas décadas del siglo XV se recuperaba poco a poco de largos años de guerras, hambrunas y pestes que, al igual que a toda Castilla, la habían sumido en una penosa crisis. La vida en la Cabeza de Castilla no fue la esperada por ambos. Y nada ni nadie, ni siquiera los consejos del viejo mercader, pudieron conseguir que Elías de Aldama, a quien todos pronto conocieron como El Ayalés, renunciara a un destino que parecía condenarle a permanecer por mucho tiempo lejos, tan lejos de Ayala. 

Los demonios de la guarda

En la segunda mitad del siglo XV, dos linajes vascos, los Abendaño y los Mújica-Butrón, enfrentados a muerte durante generaciones, unieron sus fuerzas para desafiar la autoridad del rey de Castilla.

La respuesta del monarca fue enviar un poderoso ejército al mando del conde de Haro, quien movido por rencores e intereses personales, se propuso castigar a los rebeldes y tomar el Señorío de Vizcaya y las tierras de Guipúzcoa al precio que fuera.

Intrigas bélicas, venganzas y oscuras relaciones se suceden al tiempo que se nos muestra la otra cara de todas las hazañas: la de quienes las sufren, la de la gente corriente como Juantxo de Saola, hijo de campesinos de Aramaiona, a quien el azar puso en sus manos la oportunidad de decantar el resultado de la contienda. 

Ignacio. Los años de la espada

Entre los pasajeros que el 19 de marzo de 1523 embarcaron en una nao rumbo a Italia, se encontraba Iñigo, al que luego se conocería como Ignacio de Loyola. Apoyado en la borda de la nave vio cómo se alejaban el puerto, las gentes, las casas de Barcelona. Algunos viajeros agitaban dichosos sus brazos en señal de despedida. Él decía adiós a una parte de su vida que no sabía si un día podría olvidar: su juventud en tierras de Ávila, su educación cortesana, su trato con los reyes; las visitas a su casa-torre natal en los bosques de Azpeitia; su época al servicio del virrey de Navarra…

Eran los años que ahora le dolían y que regresaban como fantasmas para herir su alma atormentada. Eran sus años de lujos, de desafíos, de mujeres conquistadas y amantes despechados, de torneos, de juego, de vino, de fiestas y músicas, de violencia y de guerra… Los años de la espada.

La sombra de Lanzuri. El Ayalés

En La sombra de Lanzuri el jovén alavés parte rumbo hacia el sur, hacia el Reino de Granada, donde participará en la guerra de reconquista contra los moros. En su obsesión por salir de Ayala y conocer el mundo, el joven Elías deja atrás Burgos y Castilla, y se adentra en tierra de musulmanes, donde vivirá, sufrirá y madurará en las batallas de la guerra y también en las de la vida. Sus aventuras y desventuras, el conocimiento de otra cultura y de otra forma de vivir, marcarán su carácter y su forma de percibir el mundo, pero la sombra de Lanzuri y de Ayala, sus raíces, siempre permanecerán presentes.

El inquilino del balneario de Orduña

Orduña, la antigua y pequeña ciudad al pie de la Sierra Salvada, había gozado un siglo atrás de gran renombre gracias a su afamado balneario, al que acudían gentes de todas partes, atraídas por el poder curativo de las aguas de su manantial.

A principios del siglo XXI, con intención de recuperar el prestigio perdido, los responsables municipales deciden abrir un nuevo balneario, pero esta vez en el centro mismo de la ciudad, en uno de los edificios más emblemáticos: el de la vieja aduana, una mole de piedra gris, cargada de historia.

A menos de un mes para su inauguración oficial, en la que se espera la presencia del Lehendakari del Gobierno Vasco, las esporádicas y fugaces apariciones de un extraño individuo por las dependencias del balneario despiertan las sospechas de las autoridades locales. Los dos agentes de la ertzaintza encargados del caso no tardan en encauzar las investigaciones por el buen camino. Sin embargo, ninguno de los dos era capaz, ni remotamente, de imaginar lo que les esperaba al final de ese camino.

César Borgia. El hijo del Papa

El cadáver de Juan Borgia apareció flotando en las aguas del Tiber una mañana de junio de 1497. Si los asesinos buscaban debilitar a la familia Borgia se equivocaron de víctima, porque con su crimen propiciaron que surgiera en escena César Borgia, el hijo mayor del Papa Alejandro VI. Su venganza no conoció perdón. Los enemigos temblaban al oír su nombre y no existía fuerza, ni humana ni divina, capaz de detener sus conquistas. Sin embargo, el hijo del Papa presentía para sí mismo un fin cercano y cruento. Y sus augurios no le engañaron. El veneno y la traición le llevaron preso a España. Tras una increíble fuga del castillo de la Mota, en Medina del Campo, consiguió llegar a las tierras del Reino de Navarra, gobernadas por Juan de Albert, su cuñado. Cuando todas las adversidades parecían vencidas, los oscuros presentimientos de César Borgia, el hijo del Papa, vinieron a cumplir su papel. En los campos de Viana, el destino, siempre generoso con él, le brindó el finas más digno que un hombre con su audacia y su valor podía tener.

Eneko de Padura / Eneko Padurakoa

Cuando los soldados del príncipe astur-leonés Ordoño atacan Bizkaia como castigo por no pagar el tributo anual, todas las aldeas del territorio deciden reunirse en Gernika para tomar una decisión. Eneko, un inquieto muchacho de la aldea de Padura, abandona su poblado y llega hasta Gernika para acudir a la reunión. En ese momento comienza la aventura más emocionante que pudiera imaginar: descubre el mar, asiste al Consejo de Ancianos bajo el Árbol sagrado, conoce a Jaun Zuria, hijo de una princesa escocesa llegada a las costas de Bizkaia años atrás, y escucha sobrecogido la arriesgada decisión tomada por los Ancianos.

Ordoño asturiar-leondar printzearen soldaduek Bizkaiari eraso egin ziotenean, ez zituelako urteko zergak ordaindu, lurraldeko herri guztiek Gernikan elkartzea erabaki zuten, bertan erabaki bat hartzeko asmoz. Enekok, Padurako mutiko urduriak, bere herria utzi, eta Gernikarako bidea hartzen du bileran parte hartzeko helburuarekin. Une horretan hasten da Enekoren abenturarik zirraragarriena: itsasoa ezagutzen du, Zaharrek Zuhaitz sakratuan egiten duten Batzarrean parte hartzen du, Jaun Zuria -hainbat urte lehenago Bizkaiko kostaldera iritsitako eskoziar printzesa baten semea- ezagutzen du, eta Zaharrek hartutako erabaki arriskutsua entzuten du, harrituta.