Ann Morgan es una autora con sede en el Reino Unido, oradora de TED (Technology, Entertainment, Design), becaria y editora del Royal Literary Fund, que en 2011 comenzó una peculiar expedición: buscar un libro por cada país del planeta. Un proyecto que bautizó A Year of Reading the World.

No era una tarea fácil. Las novelas extranjeras traducidas en el Reino Unido no alcanzan el 5% del mercado. Morgan se dedicó entonces a solicitar, por medio de blogs, recomendaciones y traducciones, e incluso su búsqueda le llevó a tratar con autores y autoras que guardaban manuscritos traducidos al inglés pero que aún no habían sido publicados.

Ese año de exploración literaria se vio reflejado en 2015 en el libro Leyendo el mundo, o, como se le conoce en Estados Unidos y Canadá, El mundo entre dos cubiertas.

Como la misma autora explica, el libro examina las grandes preguntas que encontró durante su aventura, reflexiones acerca de cómo la traducción, la censura, la identidad cultural y la tecnología afectan la forma en que compartimos y entendemos las historias. En su libro cuenta también algunas de las historias personales de las personas que conoció en su búsqueda, así como sus propias experiencias de lectura a lo largo de su vida. En última instancia, explora cómo la lectura puede cambiarnos y moldearnos, y revela el extraordinario poder que tienen las historias para conectarnos a través de divisiones culturales, geográficas, políticas y religiosas.

A día de hoy, el listado de libros acumulados por Ann Morgan ronda los 400 títulos, que pueden consultarse en el siguiente enlace: https://ayearofreadingtheworld.com/thelist/ 

La expedición de Ann Morgan no ha tenido, ni probablemente tendrá, la repercusión de otras expediciones, ya que su meta no es hollar una cumbre ni recorrer 10.000 km en una bicicleta. Lo suyo solamente es Cultura, un intento de conocer diversas formas de entender y de crear literatura, y eso, en un mundo como el nuestro, es algo que pasa de puntillas para el gran público. Y por una parte mejor que sea así. Por menos que esto le cuelgan a uno el cartel de «raro» y le declaran persona non grata.

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