Conocí a Rosa M.ª Marcillas Piquer por medio de mi compañera, Idoia Mielgo Merino. Ambas sacaron poemarios en 2020 con la editorial Olé Libros y enseguida la poesía de Rosa M.ª se hizo para Idoia lectura grata y seguida.

Rosa M.ª Marcillas Piquer es una catalana de Barcelona, residente actualmente en Alicante, vinculada como maestra a la animación lectora. Publica reseñas de libros infantiles y juveniles y sus propios escritos a través de su blog «Cuentos para crecer». Elabora actividades sobre cómo acercarse a la poesía y a los álbumes ilustrados relacionados con las emociones y los valores. Como poeta ha colaborado en la publicación Entre mots i versos III (Universitat d’Alacant, 2020). Aparte de los poemarios Doscientos haikus de amor y una canción encadenada y Deja que el viento pase, de los cuales se habla en la entrevista, ha publicado Más allá de la piel en versión digital (Los Abismos del Suroeste Ediciones, 2021). También ha colaborado en la Revista Literaria digital Taller Igitur (México) en la sección Formas breves de la poesía japonesa, en la Antología Poetas sobre el puente de los espejos (Eléctrico romance, 2021) y en la sección poemas inéditos de la Revista Literaria Ítaca (nº6).

Más allá de su currículum literario, la aportación más importante de esta poeta y escritora quizá sea su manera de vivir, afrontar y transmitir cada una de sus creaciones; su forma de concebir la literatura, concediendo una relevancia vital a la preparación, a la base, al conocimiento antes de ponerse a escribir, algo a aplaudir y agradecer en unos tiempos en los que esos valores son en muchas ocasiones pasados por alto cuando no deliberadamente denigrados.

 

CHARLANDO CON…: Imaginemos que se presenta usted, como escritora, ante un gran público que no le conoce. ¿Cómo se presentaría? ¿Qué le diría?
ROSA Mª MARCILLAS PIQUER
: Me presentaría como una mujer sensible, curiosa, a la que le gusta navegar en el propio paisaje, en el laberinto del alma, acercarse al prójimo abriendo de par en par el corazón, bucear en el lenguaje para hallar la palabra que permita ordenar y expresar las inquietudes y sentimientos cotidianos. Una mujer que disfruta de la vida sencilla, de su profesión como maestra de pedagogía terapéutica, del vuelo de los pájaros, del color del mar y los días de sol… Preocupada por las luces y las sombras que el ser humano es capaz de albergar, que busca en la escritura su abrigo en los días de lluvia.

CHC: ¿Recuerda cuáles fueron sus primeras lecturas?
RMMP
: Recuerdo que me costó aprender a leer, que mi hermana me leía por las noches antes de acostarnos y yo escuchaba hasta dormirme; todavía conservo un viejo ejemplar de Alicia en el país de las maravillas en edición de bolsillo de aquellos tiempos. A mí me gustaba más observar, perderme en las ilustraciones de Serafín y sus maravillosos inventos de Philippe Fix, un magnífico álbum ilustrado actualmente reeditado por Editorial Flamboyant, con unas increíbles ilustraciones que invitan a volar.

CHC: ¿Cómo fue la evolución de esas primeras lecturas?
RMMP
: Mi casa siempre estuvo llena de libros, mi padre fue un gran lector, pero yo descubrí el placer de la lectura a través de la voz de mi hermana y, después de dejar los primeros cuentos troquelados, las primeras lecturas obligadas de la escuela: Pepita Jiménez de Juan Valera, Misericordia de Galdós, Cinco horas con Mario de Delibes, El Quijote… Después ya empezaron a interesarme muchos otros temas, principalmente la voz de la mujer en diferentes culturas y tradiciones, la filosofía, la pedagogía y la psicología, la novela histórica…

CHC: ¿Y qué lee ahora?
RMMP
: Ahora lo que más leo es poesía, siento que me he perdido mucho al haber descubierto este género tardíamente, pero lo que leo me alimenta y me acerca a mí misma, me ayuda a conocerme, a hallar mi propia voz.

CHC: ¿Desde cuándo escribe y cómo eran aquellos primeros escritos?
RMMP
: Empecé compartiendo mis propias reflexiones de carácter intimista en las redes sociales, reseñas de libros infantiles y diferentes formas de acercar la literatura a los más pequeños a través de mi blog Cuentos para crecer; también he escrito cuentos para niños, por el momento no se ha publicado ninguno. Posteriormente descubrí la brevedad de la poesía japonesa, de haikus y tankas, y me sentí muy identificada, más bien, atrapada por esa forma de observar y querer eternizar la fugacidad del instante que sin apenas darnos cuenta pasa rozándonos la piel.

CHC: ¿Siempre ha escrito o ha habido épocas alejada de la escritura?
RMMP
: La escritura siempre ha estado presente de una forma u otra, actualmente suelo escribir todos los días, siempre busco ese tiempo de soledad en el que las palabras afloran y te sorprenden. Tengo la costumbre de salir a andar y en esos momentos observo los amaneceres, las flores, el mar, los edificios… ese entorno maravilloso que nos brinda Alicante y despierta mi inspiración, mis mejores versos nacen en la calle, en esos paseos cotidianos.

CHC: Sé que la pregunta se presta a la broma de evocar los célebres versos de Gustavo Adolfo Bécquer, pero dígame: para usted, ¿qué es la poesía?
RMMP
: La poesía es una forma de ser, de estar, de percibir el mundo, de descubrir esa magia que encierra lo cotidiano, de indagar en las propias sombras, de transitar por las emociones, de ponerse en la piel del otro…

                                                                                       Descubrir el dolor
                                                                                          bajo la herida.
                                                                                  Reconocer las sombras
                                                                                       de tus silencios.
                                                                                       Palpar la noche
                                                                                   pero quizás también
                                                                                         la luz del alba.
                                                                                              (inédito)

Tal vez sea, una necesidad vital que ayuda a descubrirnos y a seguir el camino.

CHC: Hay quienes opinan que una poesía es una inspiración que llega como un fogonazo, que se escribe y que ya está, que no se toca. ¿Hasta qué punto considera que debe trabajarse un poema?
RMMP
: La inspiración llega, es innegable, se nutre de todas nuestras vivencias, de lo que somos y sentimos; pero también hay que escucharla, mimarla y dejarla respirar, tomar distancia. Si reposa puede enriquecerse, alimentarse de los silencios y crecer. No basta con abrir de par en par el corazón, hay que trabajar la técnica, aprender el oficio.

CHC: Con la editorial Olé Libros publicó en 2020 el poemario Doscientos haikus de amor y una canción encadenada, en colaboración con Pedro Villar. ¿Qué puede decirnos de ese poemario?
RMMP
: Es un pequeño homenaje a Pablo Neruda y a sus poemas, una selección de haikus no sólo de amor sino también de todas aquellas emociones, sentimientos, deseos, reflexiones… que habitualmente sentimos, pensamos o nos afectan, pero que nos cuesta expresar, por vergüenza, cultura, o simplemente por no tener las palabras o recursos adecuados. Está dividido en cuatro capítulos: Latidos, Espejos, Voces del corazón y Paisajes del alma; aunque la distribución de los haikus es bastante arbitraria, van desde los más sensitivos a las reflexiones o pensamientos más abstractos. Son versos para leer despacio y profundizar en ellos con la calma que suele faltar en nuestros días. Una forma de expresar el instante, lo indecible, la alegría o el dolor humano, donde sólo la poesía y sus imágenes son capaces de rozar su delicada esencia. Todo nuestro complejo mundo interior cabe en esta estructura poética de tradición japonesa, que permite acercarnos a la poesía en su comprensión y expresión desde la magia de su aparente sencillez y brevedad.

CHC: ¿Está dirigido a algún tipo de público en concreto?
RMMP
: Tanto Pedro Villar como yo somos maestros, y tal vez por este motivo queríamos escribir un poemario atractivo y asequible al lector adolescente y en general, a todo aquel que no suele asomarse a los libros de poesía. El haiku nos pareció una estrofa aparentemente sencilla para establecer un primer acercamiento a este género literario; y el tema no podía ser otro, el amor como sentimiento universal que se despierta en la adolescencia y nos acompaña a lo largo de toda nuestra existencia. Veinte poemas de amor y una canción desesperada de Neruda es un referente en la temática amorosa, parafraseando su título dimos con el nuestro. Cada uno de sus capítulos se abre con una cita de Neruda.

                                                                                             Para que tú me oigas
                                                                                                     mis palabras
                                                                                             se adelgazan a veces
                                                                        como las huellas de las gaviotas en las playas.

CHC: Doy por hecho que escribir, y luego publicar, un poemario de haikus quiere decir que siente atracción por este género poético.
RMMP
: Ciertamente, se trata de una poesía breve e intensa que en tan solo tres versos te permite expresar todo un universo sensorial, muy acorde con mi forma de percibir y disfrutar de la realidad. Podríamos definirla como una instantánea que capta la fugacidad del momento en toda su plenitud, una acuarela en la que cada palabra es una pincelada de luz en el paisaje o simplemente un esbozo que en los silencios la imaginación va completando. Octavio Paz la define como “un ejercitarse en el arte de despedirse”, esta definición nos recuerda a ese ir y venir intrascendente en el que sin darnos cuenta nuestros ojos quedan atrapados en el temblor de una hoja suspendida en el aire o en el vuelo de una simple bolsa de plástico empujada por el viento, como en la famosa escena de American Beauty; y en ese preciso momento, la realidad toma una dimensión única y rotunda. Para mí, que me gusta observar y dejarme sorprender por la naturaleza y lo que nos rodea, es una poesía necesaria que nos conecta con el entorno y nos reconecta con nosotros mismos, nuestras emociones y sentimientos. Es más que una simple estrofa, es una actitud frente a la vida, el carpe diem de la cultura occidental.

CHC: También junto a Pedro Villar publicó en Amazon, en 2020, el poemario Deja que el viento pase. Si no me equivoco, esta vez se decantó, se decantaron ambos, por el estilo tanka, otro estilo de poesía oriental. ¿De qué nos hablan en este trabajo?
RMMP
: Deja que el viento pase es una colección de tankas, estructura poética también de tradición japonesa, vendría a ser un haiku al que se le añaden dos versos de 7 sílabas. El hilo conductor del libro está inspirado en las diferentes emociones y sensaciones que los estados del viento nos transmiten. La maquetación y el diseño de la portada es de Alexia Jorques, las imágenes en las páginas interiores son nuestras, tanto de Pedro como mías, igual que en Doscientos haikus de amor; la fotografía de la portada es de Santi Hernández.
Da título al libro un verso de Pablo Neruda, Deja que el viento pase, de su poema El viento en la isla. A lo largo del poemario ese viento nos acompaña y nos descubre en el camino distintas emociones, sentimientos, dudas, recuerdos, deseos u olvidos; a través de los cuales nos preguntamos por la fugacidad de la belleza, dónde habita la nostalgia, por la plenitud de amar o el vacío del corazón. Estos versos nacen del amor a la vida y los sueños, del asombro de las cosas más sencillas, de la mirada profunda en el milagro de la naturaleza, de la aventura de sentir en plenitud cada instante. Acompañan las fotografías interrogaciones que nos hacemos y que a la vez entregamos a los lectores para que intenten responderlas:

                                                                       ¿Sabe el silencio que mi voz va conmigo?
                                                                              ¿Dónde se esconde la nostalgia?
                                                                                  ¿Dónde nace la melancolía?
                                                                                     ¿Cómo llenar este vacío?
                                                                                 ¿Qué esconden las sombras?

CHC: La poesía es un género en el que usted parece sentirse cómoda. ¿Es así?
RMMP
: Me gusta reflexionar sobre mis propias emociones y sentimientos, sobre lo que sienten los demás, mirarme en otros ojos, encontrarme en otra piel, en otra voz. Creo que mi vida interior es rica y diversa, y que leer y escribir poesía me abriga y me consuela. Sí, en ella me siento cómoda.

CHC: A su juicio, ¿qué es lo que hace buena o mala a una poesía?
RMMP
: Para mí la buena poesía es aquella en la que descubres una voz profunda que te hace temblar, la que es capaz de estremecer tu piel, en la que te reconoces y encuentras abrigo.

CHC: ¿Es precisa una sensibilidad especial para escribir poesía? ¿Una sensibilidad que quizá no sea tan exigible o necesaria en el caso del cuento o de la novela?
RMMP
: La sensibilidad es necesaria en cualquier género literario; cuando uno escribe de forma sincera, desnudándose, dándolo todo; las palabras abrazan en un cuento, una novela o un poema. Lógicamente cada género requiere unas habilidades expresivas diferentes. Tal vez la poesía requiere una magia distinta, la de jugar con los silencios, dejar que hablen, y no decirlo todo con palabras.

CHC: ¿Qué autores y/o autoras han influido más en su obra, si es que alguno/a lo ha hecho?
RMMP
: Tengo tres referentes, tal vez constituyen universos muy distintos, pero me gusta cambiar de tono y de registro: Ángel González, Francisco Brines y Karmelo Iribarren. Al que más recurro es a Brines, me identifico plenamente con su metafísica y siempre encuentro en él ese abrigo y consuelo del que hablaba antes.

CHC: Entre una buena acogida por parte del público o una buena acogida por parte de la crítica especializada, ¿con cuál se quedaría?
RMMP
: Escribir para mi es una necesidad vital; escribo para sentirme bien, para alumbrar mis sombras, descubrir mis sentimientos, ordenar mis ideas… saber que mis palabras pueden llegar a los lectores, abrigar, es una gran satisfacción que incrementa la plenitud personal que encuentro en el acto mismo de la escritura. Y si recibo alguna buena crítica por parte de algún referente en la materia, me anima a seguir escribiendo y compartiendo lo más íntimo que uno posee; pero las opiniones ajenas no me quitan el sueño, uno escribe por y para uno mismo principalmente. Lo demás, si llega, se agradece.

CHC: ¿Se puede llegar a ser buen escritor/a si no se lleva dentro esa especie de… «don»?
RMMP
: Todos llevamos dentro talentos que hay que saber escuchar y mimar, cuando descubrimos alguno de ellos, una ventana se abre iluminando nuestra existencia; si cultivar nuestro talento nos produce placer estamos muy cerca de alcanzar la felicidad, un cierto éxito personal que nada tiene que ver con el reconocimiento social. Esto también ocurre con la escritura. Para ser buen escritor yo diría que hay que sentir que lo das todo en tus escritos y ser inmensamente humilde, reconocer que siempre estamos aprendiendo, sentir la necesidad de empaparte de otras voces, buscar nuevas formas para seguir creciendo, un aprendizaje que nunca se completa. Un buen escritor, en mi opinión, es el que tiene el ansia de búsqueda y cree que queda un largo camino por recorrer. No basta con tener talento, hay que cultivarlo.

CHC: ¿Considera que la escritura debe ir unida a la lectura? Para ir más directo al grano: ¿cree que se puede llegar a escribir con una cierta dignidad sin tener un mínimo bagaje como lector/a?
RMMP
: Como antes he dicho, el bagaje como lector es básico, en esa necesidad de escuchar otras voces, alcanzar otras orillas, el escritor se descubre y toma nuevos caminos, diversifica las perspectivas desde donde uno puede contemplar la vida y depurar sus técnicas.

CHC: Proceso de trabajo. ¿Qué es primero: una idea repentina que da pie a un escrito o la búsqueda de una idea para ponerse ante el teclado?
RMMP: Para mí siempre la idea precede a la escritura, la idea nace de los silencios, de los momentos de escucha en soledad; momentos necesarios, sin los cuales el día parece esfumarse entre ruidos. Surge en los paseos, en el parque, a la orilla del mar… y crece mientras ando, nado, limpio… Cuando me siento ante el ordenador o el papel, la idea ya suele andar sola.

CHC: ¿Es una autora de tiempos regulares o no lleva un patrón de días y horas?
RMMP: Me gusta levantarme temprano y retomar alguna idea del día anterior mientras desayuno. Por la noche suelo hacer un repaso de la jornada y vuelvo a esos momentos de escucha y encuentro conmigo misma, surgen nuevos versos. Reviso y corrijo mis escritos, considero que es necesario dejarlos reposar y en ocasiones hasta me sorprendo de mi propia voz.

CHC: ¿Disfruta más del camino, es decir, del tiempo de escritura, o del final, o sea, de ver ese trabajo concluido?
RMMP: Disfruto del camino desde el primer momento, desde la contemplación del paisaje, desde el detalle mínimo que abre la puerta a la emoción, al sentimiento que trasciende y atraviesa la piel. Desde la primera palabra que tira de la siguiente y va encadenando versos e ideas. Un trabajo concluido es una satisfacción, pero el camino produce un goce personal inigualable. Una vez concluido, yo diría que ya casi no te pertenece, pertenece al lector que lo hará suyo.

CHC: ¿Puede desvelar en qué se encuentra trabajando actualmente?
RMMP
: Estoy revisando un proyecto poético sobre el olvido y la memoria, un poemario intimista y reflexivo en el que he puesto mucha ilusión y me ha hecho descubrir rincones maravillosos que se esconden entre nuestras propias sombras, reales e imaginarias. Me encantaría que pudiera salir a la luz.

CHC: Para concluir, un deseo, un sueño como escritora.
RMMP: Mis sueños son sencillos, sentir que la vida se reinicia cada mañana, que todo está por hacer y es posible alcanzarlo; que se puede palpar su magia en una flor, en una mirada… o en una simple palabra, que mis versos pueden rozar tus sombras y abrazar tus fríos.

2 thoughts on “Rosa María Marcillas Piquer

  1. Rosa María Marcillas Piquer dice:

    Muchas gracias José Luis, por tu amabilidad, por interesarte por mí trabajo y mi persona, por tu profesionalidad, enormemente agradecida.

    1. Soy yo el agradecido, Rosa María, por prestarte a responder a esta entrevista. Ojalá sirva para que más personas se acerquen a tu poesía. Ha sido un placer pasear por tus respuestas. Seguiré pendiente de tus trabajos. Un abrazo.

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