Si entre todas las rimas de Gustavo Adolfo Bécquer, la célebre entre las célebres que comienza haciendo mención al regreso de las oscuras golondrinas me encogió el corazón en aquella frontera difusa de mi adolescencia con mi juventud y me humedeció los ojos en más de una ocasión, la leyenda que me estremeció fue El monte de las Ánimas. Había en ella una mezcla de amor, pasión, egoísmo, vanidad, heroísmo, misterio y terror que me asustaba tanto como me atraía.

Muchas noches desde aquella etapa tan lejana he mirado al cielo, imaginándome a la bella Beatriz y al intrépido Alonso, abocados ambos a un destino absurdo y cruel.

Hoy, en una noche de luna grande y luminosa y de nubes que juegan a ocultarla, dejo aquí las primeras líneas de este relato tan sobrecogedor, romántico y torturado como su autor.

                                                                                                                                                                                          Imagen de Gustavo Adolfo Bécquer tomada de Wikipedia.

El monte de las Ánimas

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