A medida que se van cumpliendo años, uno —en este caso yo— va concediendo más valor al tiempo. Es lo que ocurre cuando algo escasea: que se aprecia más.

Por esa razón se agradece muchísimo que, a la hora de invertir tiempo en la lectura de un libro, éste compense el tiempo invertido. Y si además de compensado, te sientes recompensado, la sensación es de satisfacción total.

Pues esta sensación es la que me ha dejado la lectura de Casi inocentes, de Pedro Ugarte, una novela que ya tiene sus años (2004) pero que no pierde vigencia, porque el argumento es sólido, creíble (lo que le ocurre a la familia protagonista puede sucederle a cualquier familia normal y corriente), y porque está desarrollado con una pulcritud envidiable, respetando el tempo, ajustando con maestría los diálogos y haciendo crecer el interés con una narrativa elegante, culta, trabajada.

Casi inocentes, Premio Lengua de Trapo de Narrativa 2004, que dio pie a la película del mismo nombre, estrenada en 2012. Pedro Ugarte, un escritor de raza, que merece ser leído en todas sus facetas.

Casi inocentes

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