Como un delfín sin horizonte surco el mar de lunas de tu espalda.
Mis dedos –algas inquietas en la inmensidad de tu océano- saltan de ola en ola, nadan de isla a isla, bucean en tus profundidades, se adormecen en tus playas.
Mi aliento levanta brumas en las llanuras de tus aguas, mis ojos, al igual que gaviotas encendidas, sobrevuelan tu mundo de belleza, incrédulos, fascinados, mientras mi alma canturrea salmos de gratitud al Creador –sea quien sea- por brindarme el privilegio de ser marino y coral, medusa y faro, espuma y ancla, viento y sal, tiburón y lucero en el mar de lunas de tu espalda.