Con esta su primera novela, publicada en 1948, Miguel Delibes obtuvo el Premio Nadal. Comenzaba con ella la trayectoria literaria de uno de los más grandes autores españoles del siglo XX.
Su bibliografía es amplia y variada: novela, relato, libros de caza, libros de viajes, ensayos y artículos.
Los reconocimientos también son abundantes: Premio Príncipe de Asturias de las Letras; Premio de las Letras otorgado por la Junta de Castilla y León; Premio Nacional de las Letras Españolas; Premio Cervantes, Premio Ciudad de Barcelona… Galardones a los que hay que sumar títulos como el de doctor honoris causa por la Universidad de Valladolid; Caballero de las Artes y de las Letras de la República Francesa; doctor honoris causa por la Universidad Complutense de Madrid; doctor honoris causa por la Universidad del Sarre (Alemania); Premio Luka Brajnovic de la Comunicación, concedido por la Universidad de Navarra… Más de una docena de sus obras fueron llevadas al cine, el teatro y la televisión con notable éxito.
Nos encontramos ante una figura clave de la literatura en lengua castellana del siglo XX, un autor intemporal, un hombre serio, humilde, familiar, que supo separar premios y celebridad de su vida personal. Tuve la suerte, en 2019, de visitar su casa, invitado por su hija Elisa. Una vivienda repleta de libros, de detalles, de objetos y de rincones que conformaron en su día el refugio íntimo de un autor que siempre escribió a mano. La mesa de su escritorio es de madera recia, sin adornos, sin lujos. En ella, Miguel Delibes trabajó durante años, plasmando en papeles su genial creatividad.
La sombra del ciprés es alargada