El pasado domingo, día 23, se celebró, como cada año en esa fecha, el Día del Libro.

Son ya bastantes, a lo largo de estos últimos veinte años, los que he venido celebrando de una u otra manera, y desde que comparto aventura literaria con Idoia Mielgo Merino, lo hemos celebrado juntos en ferias y diferentes eventos.

Este último Día del Libro ha sido especial, por cuanto lo hemos celebrado por partida doble. Por la mañana en el pequeño pueblo de Herramélluri, en el que María José Sánchez y  Fito Bartolomé  vienen desarrollando una actividad cultural digna de elogio. Allí, ante una iglesia prácticamente llena, tuvimos oportunidad de conocer a Jesús Miguel Alonso Chávarri, escritor y columnista. Fue muy gratificante descubrir a un amante de las letras de los que cada vez más escasean: aquellos que opinan y defienden que la lectura, variada y amplia, es fundamental para quienes se lancen a la aventura de escribir; aquellos que escriben sin más miras iniciales que su propia satisfacción; aquellos que respetan la literatura y que antes de dar por concluida su obra la repasan y pulen sin prisas; aquellos que conocen sus límites y que son capaces de reconocer que en ciertos géneros se sienten inseguros. La posterior tertulia en el único bar del pueblo, fue una delicia.

Ya por la tarde nos acercamos hasta Navarrete. Allí, en el Salón de Actos de su Ayuntamiento, tuvimos el placer de celebrar el Día del Libro en compañía de Esther Novalgos, Mar Aísa Poderoso y Francisco Mir. Entre los cinco hicimos un repaso a vuelapluma por diferentes épocas de la literatura y leímos fragmentos de obras de diversos representantes de cada una de ellas. Conversamos, leímos, interpretamos y disfrutamos en una presentación amenizada por el guitarrista Juan Gurrea, que tuvo a bien dejarnos perlitas sobre anécdotas del mundo de la música.

Un Día del Libro diferente, agradable, siempre enriquecedor. Es este universo de las letras un espacio infinito, un camino en el que a cada paso descubres que el horizonte está cada vez más lejos, y en el que de vez en cuando, sin esperarlo, te encuentras con sorpresas que oxigenan la mente, la creatividad y la ilusión.

¡Por muchos más Días del Libro!

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