DESDE MI TORRE MUDÉJAR

788 Visigodo y Mozárabe

Precisamente estos días de atrás estaba finalizando la lectura de un relato histórico, entre la novela y la historia, que nos descubre el origen del reino asturiano y su extensión, siempre hacia el sur, y consolidación en aquellos dos primeros siglos de la llamada reconquista.

Es un tema tan controvertido y discutido, como atractivo, precisamente por eso, desde la idealización de la formación de un nuevo reino, pasando por los legendarios episodios, y los datos de crónicas y cronicones, de una y otra parte, hasta la negación por la otra, este tema sigue envuelto en una fantástica nebulosa que no deja de ser apasionante.

Es uno de esos libros de mi biblioteca, que estaban rodeados de tantos papeles que resultaban ilocalizable. Pero al ser rescatado, despertó en mi un ansia por continuar una inicial lectura tan corta como que no me puso en situación, tuve que iniciar de nuevo.

Y en esas estaba cuando me surgió en un reciente viaje a Galicia una excursión pendiente, en la compañía de Luz y Joaquín, mis amigos de Villagarcía de Arosa, mis magníficos anfitriones que además son buenos y cómplices amigos, nos compenetramos y nos gustan las mismas cosas de historia y arte, de naturaleza y paisaje, y el mar, siempre subyugador y atractivo para la gente de interior.

Así fue como me plantearon el volver a unos lugares extraordinarios y llenos de un simbolismo que hoy, más de veinte años después quería ver de nuevo con otros ojos más experimentados, con otro bagaje más leído, con otros saberes y también, por qué no decirlo, con otras dudas e inquietudes históricas y culturales. Esa manía de profundizar en la conexión del arte y la historia, que ambas cosas van tan de la mano, que en esas manos llegan a fundirse en una misma cosa…

Yo recordaba algo vagamente unas reliquias arquitectónicas, casi más por ilustraciones de libros, que encajaban en unas formas llenas de tópicos y prototipos que en algún momento, de repente, no te encajan. No en vano el tiempo va moldeando los saberes y pareceres hasta llegar a pensar cosas distintas de las que antes te convencían.

Y así, se juntaron los íberos con los celtas y nacieron los celtíberos… o llegaron los cristianos del sur, del Al Ándalus y trajeron las formas islámicas dando como resultado el arte mozárabe, que eran como unas pequeñas islas dentro del naciente mundo cristiano del norte. O se quedan mudéjares en tierras del centro peninsular y con influencias arquitectónicas musulmanas en las construcciones cristianas y nace el mudéjar… un galimatías francamente simplón…

Y ¿dónde dejamos la conexión de una época con otra, la evolución de lo anterior? Unos temas que requieren una revisión, una mirada con otros ojos y muchas más preguntas para seguir indagando y aprendiendo.

Cuando me disponía a realizar esa visita cultural y artística, tomando un vino con mi otro amigo gallego, Héitor, el historiador de Cuntis, y comentando el plan próximo de visitas, me planteó la otra visión sobre la arquitectura y el arte visigodo, que en estas latitudes viene a ser lo suevo, pero con las mismas manifestaciones arquitectónicas que lo visigodo. Hay algunos ejemplos magníficos en el sur de Galicia y el tercio norte de Portugal de esa arquitectura.

La primera etapa, Celanova, especialmente por su eremitorio o capilla de San Miguel, de 942, pequeña construcción Monumento Nacional desde 1923 situada en la huerta del convento que fundó san Rosendo. Líneas puras y sencillas, atesoran una arquitectura mozárabe de aleros salientes de modillones característicos, sillería cuidad y arcos de herradura. Una pequeña pero gran capilla.

Santa Comba de Bande, es una pequeña iglesia visigoda del s. VII declarada Monumento Nacional desde el 11 de agosto de 1921, sorprende por su arquitectura, sobre todo el interior, con un arco toral de herradura sobre dos columnas de mármol, sus bóvedas de ladrillo y su aparejo característico.

Y con estas premisas y dudas, pude ver de otra forma aquellas arquitecturas tan dispares y al mismo tiempo tan complementarias. ¿Acaso no existía ya el arco de herradura en el territorio peninsular antes de la llegada de los musulmanes?
¿Acaso esos salientes con canecillos de modillones no existen tanto en el mundo románico como en el musulmán? Interconexiones que están ahí.

RICARDO GUERRA SANCHO Cronista Oficial de Arévalo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *