20 de enero de 2022. Ávila. Esa fecha tenía un especial significado para nosotros por ser la primera de nuestras presentaciones en el nuevo año y porque ello me permitía reencontrarme con Ricardo Guerra Sancho, Cronista Oficial de Arévalo, quien había prometido asistir a las dos presentaciones que celebraríamos, en días, seguidos, por aquellas tierras. A Ricardo le conocí en 2004, con motivo de mi novela “Ignacio. Los años de la espada”. En aquella ocasión me desplacé hasta Arévalo para recabar información acerca de la estancia de Iñigo de Loyola en la Villa y tuve la gran fortuna de encontrar a un cronista de raza vocacional, que me brindó toda la ayuda que precisaba..
Habiendo contactado con la librería Medrano de Ávila, Rafael, el dueño de la librería, nos facilitó el contacto con el departamento de Cultura del Ayuntamiento de Ávila para poder realizar una presentación en dicha ciudad. De la mano de Carmen Jiménez, siempre atenta y con buena disposición, se organizó todo para acercar nuestra propuesta al Episcopio, único edificio civil de época románica conservado en la ciudad y, actualmente, de uso cultural.
El lugar es amplio y bien acondicionado para albergar cualquier tipo de acto cultural. Quienes trabajan allí, ese día contamos con la presencia de Marta, pusieron a nuestra disposición todo su buen hacer y los medios necesarios para llevar a buen término la presentación.
A pesar de tener que competir con el fútbol, que ese día no sólo se contentó con ofrecer un partido importante, sino que nos brindó dos partidos seguidos, fue una tarde mágica y memorable.
Entre las personas que se decantaron por una tarde cultural, contamos con la presencia del Concejal de Cultura, Ángel Sánchez Jiménez, con el Cronista Oficial de la Ciudad de Arévalo, Ricardo Guerra Sancho, y la reconocida y premiada pintora y acuarelista Teresa Beltrán.
Al término del acto, nos quedamos con las palabras que cada uno de los presentes nos regalaron y sobre todas ellas, con las de Teresa, que compartió con nosotros lo que aquella hora pasada había representado para ella.
Nos fuimos de Ávila con la promesa de volver y con el deseo de poder repetir una tarde como aquella.

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