El mundo que juntos creamos

Descubro
tu sombra frente a mí,
a mis espaldas percibo
tu perfume inconfundible.

Siento el roce
de tus cabellos en mis hombros
y el tacto de tu mano
acariciando mi nuca
mientras musitas mi nombre.

Y sólo alcanzo,
ahogado en lágrimas,
a murmurar:
«Amor, sella con tus labios
los resquicios de nuestra casa
para que nada ni nadie
ose traspasar el mundo
que juntos creamos».

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *